jueves, 23 de octubre de 2008

¿La sociedad conoce el infierno del maltrato?

El infierno que viven la mujeres maltratadas es un secreto hablado por muchos pero conocido por pocos. Muchas canciones hablan sobre estos temas, y muchas se aproximan a la realidad, pero los malos tratos no son sólo golpes.

Un silencio, una mirada, un ninguneo basta para machacar a una persona psicológicamente. Existe un nuevo caso de violencia de género, pero esta vez la mujer pudo defenderse y tiró a su acosador, maltratador y verdugo, por la ventana. Ojala más de una hubiera tenido la fuerza de defenderse ante las agresiones de esta forma.

Hay una canción que me ha llamado la atención sobre el tema de los malos tratos, como dije se aproxima a la realidad, aunque vuelvo a repertir que no siempre una historia de maltrato lleva violencia física consigo.
Pero merece mucho la pena escucharla



Una vez que se conoce de cerca esta lacra social, se aprende mucho y se abren muchísimo los ojos, ante algo que no se conoce a penas.

Propongo una reflexión, ¿conozco realmente este problema, puedo hacer algo para ayudar, hay alguna amiga o conocida que lo esté padeciendo?

8 comentarios:

Diana dijo...

Es un tema complicado...
A veces puede que Ana prefiera no ver... O no le de tanta importancia...
;)

Ruth Cabero Martínez dijo...

Pues Ana debería ver, porque son cosas que nunca van a mejor, siempre, hazme caso, siempre va a peor, a mucho peor.
Ana se tiene que preguntar si realmente no teme un futuro con ese chico que no la trata como es debido, o lo mejor que podría.
No sé quién es Ana y tú?

Diana dijo...

No... la verdad es que no sé muy bien quien es Ana... Pero la entiendo... :p

Anónimo dijo...

Hola..., me he preguntado muchas veces si hay algo que pueda hacer. Siendo un hombre es fácil sentir vergüenza de género pero eso no ayuda a nadie. Ni si quiera a mi. Creo sinceramente que el gran problema es la frivolidad con que muchas veces tratan estos temas. Sólo de imaginarme lo que pudiste haber pasado me llena de rabia y si algo he aprendido es que la rabia nunca es la respuesta. Nunca. Estoy totalmente deacuerdo en que no ha de haber violencia física para dañar a alguien. Las personas que más cerca tienes suelen ser quien más poder ejerzen sobre ti. Por eso intentaré ser siempre un poquito mejor de lo que era ayer. Quizás no lo sepas pero tú me has hecho darme cuenta de lo importante que es todo esto. Gracias por eso y por mil cosas más. Espero que este comentario no te parezca un desastre y si te lo parece, que comprendas que es mi primera vez.

Juancar dijo...

Sólo puedo hablar de sentimientos contradictorios desde que conocí tu caso; de rabia, de admiración, de impotencia, de felicidad...
Rabia, por lo bajo que se puede llegar a caer, al maltratar a una persona, y encima sentirte superior por ello, un hecho que sólo se puede calificar de hipócrita, machista, y sin justificación ninguna.
Admiración, por demostrar el valor suficiente para decir basta ya, y poner fin a esta situación, y no dejar que nadie te maltrate más, ni física ni psicológicamente, y que has descubierto, con el tiempo necesario, que no todos los hombres son iguales, y que muchos respetamos a la mujer, y por supuesto a las personas y, aunque es complicado, intentamos ponernos en su lugar y comprender el sufrimiento que han tenido que soportar, algo difícil, y que desgraciadamente, sólo las personas maltratadas conocen.
Impotencia, por el hecho de ver, que cada vez son más los casos que se dan de maltrato, y que no podemos hacer nada por evitarlo, y que quienes realmente tienen el poder de poner fin a esta situación, no hacen nada por remediarlo, encontrándonos sentencias absolutamente absurdas y sin sentido, que dejan totalmente desprotegidas a las personas maltratadas, que después de reunir el valor suficiente para denunciar, se encuentran totalmente desamparadas.
Señores gobernantes, todo no son campañas en televisión, que te hacen creer que si denuncias, todo está resuelto, y que ahí están ellos para ayudar, hay que ayudar con hechos y no palabras, y tomarse más en serio estos temas.
Felicidad, mucha felicidad, al ver que una persona que ha estado en el infierno, y que con mucho valor y tesón, ha conseguido salir de ahí, comenzar una nueva vida, y regalarnos todos los días una sonrisa tras otra, su constante buen humor, su gracia y su felicidad, que como un virus, contagia a todo su alrededor, y que a ella le encanta transmitir.
Gracias Ruth, muchas gracias por ser así, por haber superado esta etapa de tu vida, por ese buen humor, esa sonrisa perenne, ese me encanta, por tu ayuda a otras personas en similar situación. Por favor, no cambies nunca, y recuerda que hay muchas personas buenas, que son mayoría, que te aprecian y admiran de corazón, y tienen mucha más fuerza que cualquier indeseable, que sólo puede sentirse mejor, pisando a otras personas.
Me encanta que seas así.
Un abrazo muy fuerte.

Ruth Cabero Martínez dijo...

Hola Juan Carlos, es tanto lo que me has hecho sentir con este comentario. Es tanto lo que me ayudas cada día al reirte con mis bromas,al ayudarme a reir y a sacar esa sonrisa, al hacerme bromas, al decir ¡ME ENCANTA! No creas que es tan facil aguantar siempre con la felicidad como reflejo en el rostro, a veces es muy complicado, tremendamente complicado, porque hay días o épocas en las que te gustaría desaparecer, ya que la vida no es ni parecida a como te hubiera gustado que fuera, o fechas en las que no apetece ni salir de la cama porque el recuerdo juega malas pasadas. No sabes qué bonito es sentir que alguien valora ese esfuerzo y que alguien se da cuenta.
Muchísimas gracias Juar Carlos, gracias por este comentario con el que me hiciste emocionar y gracias por la compañía y buen rollo que me ofreces cada día, eso también hace seguir adelante con más fuerza y vencer pequeñas batallas a un recuerdo que todavía lanza a mi memoria, fragmentos de vida que siguen haciendo sufrir.
Gracias por hacerme reir, por hacerme sentir tan cómoda, me encanta verte todos los días y trabajar a tu lado, con ese me encanta que nos acompaña.
Gracias de verdad.
Un besazoooo.

Juancar dijo...

Hola Ruth, te entiendo perfectamente cuando dices que hay días en los que no te apetece ni salir de la cama. Yo también experimento un sentimiento similar, cuando pienso en el sin sentido de la vida. Todos los días, tengo que convivir con el recuerdo de la inesperada muerte de mi padre, hace poco más de dos años, y eso me hace pasar por épocas, en las que te cuesta mucho mantener las ganas de vivir y seguir adelante, en las que te cuestionas por qué la vida tiene que ser de esta manera, y te empiezas a hacer muchas preguntas como, ¿por qué él?, ¿por qué en ese momento?, ¿podía haber hecho algo por evitarlo?, ¿qué va a pasar ahora?, todas ellas, preguntas sin una respuesta fácil, cuando no inexistente. Empiezas a recordar todos los momentos que has compartido a lo largo de tu vida con esa persona, como un conjunto infinito de gratos recuerdos, que vienen constantemente a tu memoria.
También piensas en todo lo que querías haberle dicho, y que ya no es posible. Y quizás lo más difícil sea intentar ocultar estos sentimientos, a tu madre y hermana, y consolarlas y parecer más fuerte de lo que en realidad eres, haciéndoles ver que no tienen nada de que preocuparse, que tu estás ahí para encargarte de todo, y solucionar cualquier problema, pero la cruda e inevitable realidad hace que poco después, y a solas, te derrumbes y acabes encerrado en el baño del trabajo, llorando sin que nadie te vea, para de esta manera y, como válvula de escape, dar salida a todo ese cúmulo de emociones, rabia, impotencia e incredulidad que te están machacando por dentro.
Poco después, pasas por el duro golpe de perder también la compañía de tu mascota, que te acompañó fielmente durante trece años, lo que empeora tu situación y hace que te hundas un poco más. Tras todo esto, más algunas experiencias anteriores que ya te han ido dejando marcado, y al borde de tirar la toalla, te das cuenta, como bien dices, que la vida no es ni parecida a como te la imaginabas.
Es en estos momentos, cuando comprendes y valoras, que hay muchas personas a tu alrededor que se preocupan por ti, e intentan ayudarte. Tus amigos y compañeros de trabajo, se desviven por intentar animarte y hacerte salir de esa complicada y peligrosa situación. En este estado un simple abrazo, una palabra de ánimo, una sonrisa, una palmada en la espalda, significan un mundo, y gracias a eso, poco a poco va resultando cada vez más fácil aprender a convivir con esos difíciles recuerdos.
Después aparece una persona como tu, que tras pasar por la situación terrible que ha pasado, y conseguir superarla, tiene la fuerza de regalarte cada día una sonrisa, y poco a poco te vas contagiando de esas ganas de vivir, de reír, de superar tus miedos, y que con su sola presencia, te da la fuerza necesaria para cambiar tu forma de afrontar la vida.
Así que las gracias te las tengo que dar yo a ti Ruth, y puedes estar segura, y esto no lo olvides nunca, que vales mucho como persona, y que eres el reflejo, del espejo en el que mucha gente debería mirarse.
Por último, quiero pedirte disculpas, a ti y a todas las personas que leen este blog, por haberme salido del tema principal del mismo, y haberlo usado como desahogo emocional, pero contar todo esto, ha sido como soltar una pequeña lágrima, una lágrima de descanso, de emoción, de gratitud, de alegría, y una forma de agradecer tu ayuda, para hacer más llevadero el día a día, y ver las cosas con una actitud más positiva.
Gracias Ruth.

Ruth Cabero Martínez dijo...

Gracias Juan Carlos, de verdad muchas gracias. No te puedes llegar a hacer una idea de lo que esto significa para mi.
Pensé que este blog me iba a regalar momentos interesantes y gratos, pero no tanto. No sabes lo que me has hecho sentir, primero quiero decirte que siento mucho lo de tu padre, y no sólo por su pérdida, sino por la tremenda tristeza que ello te ha causado, y te está causando. No logro imaginar como sería perder ahora mismo a algún miembro de mi familia, pero tal y como tu lo describes, sería muy doloroso y difícil de sobrellevar. Ahora mismo mi familia es lo más importante en mi vida, de hecho creo sin ellos (y siendo quizá demasiado sincera) hubiera tirado la toalla hace mucho tiempo. POr eso entiendo tanto de lo que hablas: una lucha interna demasiado difícil de controlar y ocultar al resto del mundo, que no tiene ni idea de lo que realmente está pasando por tu cabeza, de las pocas ganas que tienes de seguir luchando.
Pero cuando, hace prácticamente cuatro años, llegué a Madrid, alejándome de lo poco que me ayudaba a vivir toqué fondo. Al llegar al aeropuerto y ver a la mujer que venía a buscarme (cosa que deduje porque llevaba un cartel en el que ponía R.CABERO) el mundo se me vino abajo, tenía que despedirme de mis padres y no sabía cómo, sentía que mi vida se iba con ellos y no sabía cuándo volvería a verlos. Mientras me alejaba no quería mirar hacia atrás, tenía la sensación de no volver a verlos y eso me destrozaba, ya les echaba de menos.
El maltrato es algo devastador, destroza todo cuanto encuentra en su camino, a la víctima y a todo lo que la rodea, sobre todo a la familia. Y en este caso el maltratador cumplió parte de su objetivo, anuló a la víctima y destrozó el corazón de la piña en que se había convertido mi familia para tratar de ayudarme.
Al meter mis maletas en aquella furbonta blanca ya no era yo, me convertí en una sombra, nisiquira veía bien porque no era capaz de parar el llanto, mis lágrimas se deslizaban solas, sin que yo pudiera hacer nada para impedirlo; no podía caminar con soltura, no podía dormir, no tenía ganas de comer, estaba muerta pero seguía viviendo.
Pero entonces Juan Carlos y fue entonces cuando empezaron a aparecer personas en mi vida con historias devastadoras, personas cuyos rostros llevaban el dolor tatuado en la cara, la misma cara que mostraba a menudo una sonrisa, incluso cuando lloraban, incluso cuando tenían miedo... esa sonrisa nunca desaparecía, nunca.
Eran mujeres tan valientes, tan absolutamente valientes y valiosas, que me sobrecogió con la misma fuerza que ellas rebosaban, empezándome a contagiar de esa risa que yo había perdido (como tantas otras cosas).
Y entonces, empecé a reir, empecé a ver que había pasado por un infierno, pero estaba viva y había una infinidad de mujeres con infiernos como el mío a sus espaldas que se reían de eso y de todo, de todo. Me inundé en ese mundo y mi particular infierno se fue alejando y, aunque parezca increíble, se hizo hasta cómico en algunos momentos, momentos que muchas veces eran protagonistas de las nuevas conversaciones en ese centro para mmujeres maltratadas que fue mi casa durante un tiempo mágico. Momentos, como digo, que fueron protagonistas en los malos momentos sí, pero también en muchos de los buenos momentos. Con ellas aprendí que todo tiene dos caras, y que todo, absolutamente todo, en esta vida pasa, tanto lo bueno como lo malo, TODO.
En ese centro nací de nuevo, y cuando la vida te da otra oportunidad, es increíble las ganas que tienes de aprovecharla.
Ahora me rio de todo, aunque a veces lo que me apetece es desaparecer, porque sé que ese sentimiento también pasará, así que prefiero esperar a qué pase luchando con mi mejor de mis sonrisas, porque el estado de ánimo se contagia. Como tú bien dices, una sonrisa, incluso corresponder a otra sonrisa, un abrazo, una mano en el hombro, o simplemente una mirada se hacen un mundo, y si yo puedo intentar provocar eso con buen humor, que así sea.
Te digo todo esto porque en ese mundo que me ayuda a pasar los momentos chunguillos estás tú y tus sonrisas, y tú me encanta, y tu "coge el teléfono que te está sonando" cuando pongo música en el ordenador, y también por tus escritos aquí, porque me hayas permitido saber algo más de ti, por desahogarte. Gracias, eres increíble, una sorpresa tras otra.
De nuevo gracias.